Y si dejamos de oír el zumbido de las abejas?

La colección de miel es una de las actividades humanas más antiguas del mundo. En los años de prehistoria la miel se coleccionaba de los nidos silvestres de las abejas. Cuando los hombres dejaron de vivir como nómadas en movimiento continuo y crearon los primeros asentamientos, la apicultura era de las primeras formas de ganadería. En casi todas las culturas antiguas, la miel y las abejas, llevaban un significado especial que podía llegar a tener connotaciones divinas. Por ejemplo, era común considerar la miel como alimento de los dioses y usarla con fines medicinales.  Por ello, la colección de miel es una de las actividades que reaparece en las obras de arte rupestre, esa arte primitiva que se manifiesta en las escenas pintadas en las paredes de roca o en esculturas de piedra.

Un caso excepcional de arte rupestre es un mural que enseña un hombre escalando un árbol para colectar miel de un enjambre silvestre. La figura lleva un recipiente para recoger la miel y alrededor aparecen varias abejas. Ese mural fue  pintado en la pared de una cueva, hoy conocida como de la "Araña" en Bicorp (Valencia) y está fechado entre  el 9000 a. C. y el 6000 a. C. Su descubrimiento se hizo en los años 20 del siglo XX y fue declaradο Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1998. Todavía no sabemos exactamente la función de esas obras para las culturas primitivas pero no dejan de poner de manifiesto la importancia de la miel como alimento. De todas formas, la miel era el único edulcorante hasta la edad media y los años del descubrimiento de América, pues entonces se introdujeron la caña de azúcar y la remolacha azucarera.

Recolector de la miel de la Cueva de la Araña en Bicorp

Hoy las abejas, esas criaturas consagradas en la historia de la civilización humana, corren el peligro de extinción y con ellas nuestro modelo alimentario. Tanto la reproducción de las plantas con semillas como la producción de frutos dependen de ellas. Su trabajo es asegurar la trasferencia del polen de una flor a la otra, un mecanismo conocido como polinización que genera y mantiene la biodiversidad en el planeta. La desaparición de esos insectos  perturbaría el equilibrio de la vida en los ecosistemas. Pero también amenazaría la producción de una tercera parte de aquellos alimentos que dependen de las abejas, así como un 90% de las plantas silvestres con flor, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO).  Las cifras son alarmantes y apuntan en un declive 37% de las poblaciones de abejas a nivel europeo según datos de Greenpeace 

WHAT WOULD HAPPEN IF THE BEES WILL DISAPPEAR? | Drawing About

Las posibles causas del descenso de las poblaciones de las abejas tienen que ver con la pérdida de hábitats, el calentamiento global, la invasión de especies no nativas y la extensión de un modelo intensivo de agricultura que se basa en monocultivos y el uso de plaguicidas tóxicos.

El problema es complejo y necesita soluciones globales. La próxima vez que oímos el zumbido de una abeja, se puede que la imaginemos llevando granos de polen para dejarlos en su próxima parada, una flor que se convertirá en una manzana o en un melocotón. Hay que salvarla!


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